A veces hay señales
que distinguen nuestro afan
vestigios evidentes, marcas, desazón,
sensaciones nos afligen
y nuestro cuerpo habla...se enferma,
expresa lo callado,
sibilino señuelo se instala
va errabundo oradando
escarpadas cimas interiores.
A veces, en silencio,
otras con un grito visceral extravagante.
Irrumpen a la superficie
en confuso murmullo
cúmulo de dolencias,
enmascaran el azar
moviendose al compás de inquieta
cadencia en progresión
de sintomas a veces ignorados.
Cuando el alma arrastra
esa bufa somnolienta
ese letargo que persiste
sorteando el apremio
de un llanto silencioso
del cuerpo que habla...
revelando estruendosamente
desde el mísero abandono
que está al límite
y rompe a horcajadas
su silencio.
Malu de Lujan
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