Eres como un árbol de avellano
longevo y vivaz
en estado silvestre
de tronco erguido y sólido como la encina
y ramas de abedul.
Arraigas en mi huerto
con tus hojas azuladas de enebro perfumado.
Tienes la mirada de ciruelo
y labios que conservan
el frescor de la cereza,
tu cuerpo de café aromático
se acerca a mi piel de amapola
erizada y blanca,
dejas tu huella de anís
en el ajenjo de mi espera.
Tu sépalo cae al abrirse mi flor
que suelta sus estambres
y se confunden en el estigma sésil
conciliandose en el letargo
de un enjambre de miel y maqui
convirtiendome en girasol.
Malu de Lujan
No hay comentarios.:
Publicar un comentario