En el muro agraz
de la indiferencia
de las horas
se diluyen las señales
matices graduados
que la vida me regala.
Caen a mi baúl
los destrozados instantes
del día a día
vertidos de cianuro
que amargan hasta el fondo
de mi copa transparente
en el breviario de mis días.
Ya sé que nociva simiente
llevo a cuestas
de una falaz palabra
no pronunciada.
No mencionaré la indigna
vinculación
de silenciosa y menoscabada
presencia
que aminora mi deseo de volar
de entre una mirada cruel
y una ofensa...
Vivo en la renuncia permanente
en el oscurantismo
en el medroso agujero
tapizado de miedos
de irreales peligros
de mezquinas oportunidades
que se me niegan
-combinación austera
de migaja y mimo-
de una escrupulosa intención
llena de sorpresas.
Mi mirada advierte
desde mi ojo alerta
la estrecha y deslucida membrana
que separa nuestras vidas
de falaz fragua y mezquino amor
porque también es amor
el odio...
Nunca debimos aposentar
débilmente, tres décadas
nuestras soledades, de una vida
para cohabitar en la mentira
¡toda una eternidad!
Malu de Lujan
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