Encuentra ese vestigio de luz
que encendió el alma
y en tremolante placer
surcó los cielos
de nuestros cuerpos sin alas.
Mírame, hurgando en las cuencas
desorbitadas del tiempo,
escúchame, a ultranza de arpegios,
huéleme entre amapolas
que estoy aquí...
golpeando los días
a merced de tu rocío
porque el amor pasó...
para unirnos.
Malu de Lujan
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