miércoles, 19 de septiembre de 2012

Puente a Oscuras




En la vertiginosa espera se apaga y regresa
mi callada soledad,
se queda como huésped mudo
como una hoja en blanco
como aparejo inservible.
¿A quién le sirve la soledad después de la compañía?
Se estanca el agua
aparecen pájaros brillantes en el espejuelo del cielo
se borrará tu nombre
se perderá la llave que abre la aventura
o ruta solemne.
El estanque está vacío 
solo una hoja amarilla en el borde.
Tal vez me falta mucho por ver
o lo he visto todo a mis espaldas.
El silencio es una rueda invencible
y el dolor me acorrala
como gacela asustada.
He visto por el ojo de la cerradura
tu fusil apuntándome
pero mi callada vigilia
tenía nombre, mi entraña sofoco, 
y mis manos la añoranza
de cantera y cerrojo
en el monte sin olivos.
Sin saber lo que hacía subí a tu trono
pisé tu alfombra
bebí el licor que ofrecías
aunque fuese mi perdición latente
o el sagaz destierro,
puente que atravesé a oscuras,
mientras los laureles desangran
la ingratitud de guante blanco
con el cual abofeteas
mi debilidad...

Malu de Lujan
 


1 comentario:

Rafael dijo...

Caminar a oscuras y sentir ese abrazo de las sombras, es algo que puede hacer estremecer, como vas señalando en tus versos.
Un abrazo.