jueves, 14 de junio de 2007

Niños, Racimos de Pijiguau




Hermosos revolotean bajo el bosque pluvial
los niños de la selva.
Hacen una danza de flor y coral
y en puntillas se deslizan.
Llevan en las manos
una estela de amor,
sinfonía en la voz,
y una melodía en el alma.
Cantan y hacen rondas
sonríen sin parar
y giran al compás
mientras la luna observa.
Despiertan al trino de las aves
y el ruiseñor que hace su nido
en las copas de los árboles,
los niños juegan a ser grandes.
Tropiezan descalzos,
desnudos, candorosos,
pero libres de materiales ansiedades.
Disfrutan el entorno,
mágico paraíso
de abruptos aguaceros
y lluvias tropicales,
aguas del ocamo,
y el golpeteo de la lluvia,
entre las hojas de verde esmalte
los niños se divierten.
Juegan con las bayas
que pintarán sus sueños
de tinte rojo
y persiguen mariposas
de hermoso ribete.
Corren entre palmeras
y racimos de Pijiguau,
van saltando en riachuelos,
esquivando las espinas
que alguna vez asomaron
a sus piecesitos dolorosos
desnudos de pasos equivocados.
Sonríen con sus caras pintadas
-esos niños que amo de la selva-
sin futuro, de destino incierto, alocado.
Bendito sea el candor
que rodea sus ojos entintados
y su voz que resuena
entre risa y llanto
lejos de este mundo
¡desquiciado!

Malu de Lujan

...a mis niños de la Selva Amazonica...








No hay comentarios.: