que participan de su llanto
y vuelvan a regarlo todo
muriendo en la tierra.
Dejaré que el sol
sin culpas ni arrepentimientos
abra sus rayos para ir retirandolos
al anunciar la noche vestida de estrellas.
Dejaré que la alegría
mendrugo de mi tristeza
acerque en el rebujo sereno
la paz que no me llega.
Dejaré que todos los silencios
flameen su bandera
resumido alboroto
autores de mi crepitante soledad
y mi espera.
Dejaré que el amor abra sus brazos
y vierta su honesta siembra
sobre la hendedura
pulso de arteria
para que en mi corazón florezca.
Malu de Lujan
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