Sin gentileza, ni donaire el mundo abandona
el recuerdo atónito de antiguas iras desatadas,
de contiendas depredadoras, de colmadas arrogancias,
de hitos que alcanzaron la cima.
Brotan nuevas consignas, suben nocivas aguas ponzoñosas
por entre los rayos de un sol muriente,
donde sonroja la nube de tarde macilenta.
No hay memoria sobre el prado de la historia,
pues vuelven a repetirse las intenciones, los errores,
las amarguras, y el dolor, enjambre de tristezas.
No se aprende, no se asimila, ni se alberga el deseo de paz
junque clarividente que golpetea en el oído cósmico.
Se camina hacia el caos, enarbolando banderas de triunfo,
edificando muros que se derrumban
en medio de cloacas.
Pero tú...que aún lúcido conservas el reloj
que mira
hacia el futuro sin avergonzarse,
huevo verde de cáscara de opalina,
siente el canto de sirenas, y pájaros
al amanecer, y no te cierres
al susurro del viento y su mensaje.
Cree en que tener hambre de infinitud
te salvará de la horca, flecha roja,
vector dirigido hacia el corazón del mundo.
No abandones el jardín de las delicias,
Amor y Poesía
para ir al infierno, guiado por tu propia mano,
degollando el cordero,
acribillando lo inefable.
el mundo galopa desbocado,
sé jinete que toma las bridas y ebrio de satisfacción
da un giro, impelido por esa fuerza de bestia
que no acepta en la ferocidad de su viaje
rendirse al acero que da lumbre fantasioso,
equivocando la ruta llameante y vigorosa
que guía su ojo azabache.
Malu de Lujan