y no me dejas contemplarte,
destruyes la pureza de mi gesto
y apagas con tu voz
la estrella de mi suerte.
¿Qué hice? ...
que me duele en la mirada la ternura que me habita?
¡Qué hice!...
que se muere la voz en mi garganta?
Me fui de ti un día con medio corazón herido
y un racimo de dolores en el pecho
y anduve invocando ¡sabe Dios!
por cuánto tiempo?
se alejara ese dolor y ese tormento.
Arrancaste el amor que fue sincero
y cual ancla a la deriva va entre las sombras
de barca que no tiene puerto;
navegué por mares infinitos
y cielos que ahogaron mi llanto
y mis desvelos.
Para qué volver...
¡si sabía que dormían los pájaros!
que trinaron a nuestro paso ¿contentos?
Para qué...volver...
¡si no me amabas!
Si cayó la flor al fango y sus pétalos
marchitaban su color
quedando tatuados en tu mirada de hielo?
Pero volví...
¡con el mismo amor!
generoso latido albo, sincero,
y como siempre sin esperar... ¡nada!
solo oír el crujir de tus pasos
y beber de tus ojos el viento.
Guardé en la memoria
como un tesoro no descubierto
las piedras de mi dolor
y las rosas de un desacierto.
Cae la mano, destino cruel,
bofetada a plena luz
de tu palabra sin tiempo,
y vuelvo a oír...
zarpazos que levantan vestiduras
y me arañan el alma
¡y me coronan, de hierro!
Malu de Lujan