martes, 13 de enero de 2009

L a P e o r S e c u e n c i a

Entre nubes de humo y pólvora
se deshereda la vida y el sollozo cae
por la extrema vértebra que sangra.
El sol solo es una máscara, en la órbita del descampado
donde esquirlas grises sabor a odio
entierran sus espuelas de metal.
Avanzan los jinetes en sus caballos de fuego
vomitando perdegones letales
que no perdonan la inocencia.
Cae la joya o la piedra
y velozmente la vida huye.
Salina cobardía va diseminando vejamenes
horrores y volcamientos
en medio de la oscuridad a horcajadas.
La ceniza consuma entre los rincones
ese grito encadenado de los sin voz
que vomitan sangre
y dejan oír el golpeteo de su pecho roto
hecho jirones, a través de sus ojos suplicantes.
¡Basta!...de enviar a otros...
a un cielo sin perdón, a empuñar el fusil
o lanzar la granada.
No hay argumento ni repertorio
de infame razón para ir ultimando
con su manto de penumbra
gruta cincelada
estrella sin puntas
el horizonte, donde el rezo se hace eco
de unos brazos que parten en mosaico
el perdón.
¡Basta!... recuperemos la luz
que tristemente el mundo enfermo
se deja llevar en su naufragio
y ya no alza la voz, ni la mano, para detener
a quienes decapitan
llevando a la cúspide
esa ola enlutada de la guerra.
¡Basta!...de ruines ambiciones
que acribillan el crepúsculo y el amanecer
mientras impertérrito el mundo observa
como si fuese la peor secuencia
solo de un mal film.
Malu de Lujan

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