lunes, 13 de abril de 2009

Semblanza

Vas entre la muchedumbre sin llanto
que evoque el feroz acontecer
que a tu alma inquieta.
Hombre de sonidos y madrugadas
árbol migratorio, sin raíces,
vigilante de desiertos, montañas,
y arrullos en campo de amapolas.
Dejas caer tus hojas cansadas
del fuego zenital
que castiga la incognita y golpea tu ventana.
Caen los copos nevados desde el horizonte
a tus ojos, dejando frialdad hierática
y un dejo metálico que pule largamente
su acerado misterio, para acuñar en cada parpadeo,
la infinitud de tu mirada.
Reconcilias tu caminar terrestre
espaciando los finales, los inicios,
conjugando sonidos en medio de trigales.
Sueltas los cuervos atrapados en tu garganta
y les das pan para alimentar
el contrapunto de tu espera.
Vestigios solitarios, devastadores sonidos
aparecen, que descifran tu grito silencioso
en los anillos que se suceden y escalan
entre notas guturales.
Persiste ese hilo doloroso
pájaro rasante de ala rota
vuelo fugaz que exhala en su aleteo
intermitente, longitudinal recogimiento.
Solemne lejanía viste tu semblante
donde el llanto esconde su derecho a expresarse.
Transita por tus labios apretados
el naufragio de un beso que taladra
su proverbial deseo y rememora el oleaje
de su testimonio húmedo y señorial
dejando caer en cada palabra
que sale de tu corazón, la semilla
dormida de cada arrebol,
habitada...
de silbidos y silencios.

Malu de Lujan


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