No he querido recordar
el fuego del pasado
esas lomas encendidas del ocaso
donde vislumbraba las estrellas
donde afloran hoy los arrebatos.
Marginada de luz
avanzaba en las sombras
que lentas presentían la agonía
de un temple soberbio enamorado
que en lenta transparencia fue sonrisa
y más tarde dolor confabulado.
No hubo testimonio de ese oleaje
de noches astrales y soles encubiertos
ni testigos...ni ojos ajenos...
pero que existió, siempre supimos.
Cabalgaba a nuestros días
estaba al hombro de las horas
paraíso sereno de indulgencias
esmeraldas, flores y rosas tardías.
Nada se sostuvo
tinglado de maraña en los rincones
agrestes antifaces y traiciones
no cantó más el gallo en nuestra aurora
ruindades cósmicas
desterraron sonido de violines y de arpas.
Taciturna, suspendida,
en circular pesadumbre
exhalé ese canto de vejamen
serpentinas al viento y arcoiris
ráfaga diagonal a mi caída
sin arpegios sonoros
ni amapolas
me quedé en silencio...
hasta ahora
en que te veo venir enmascarado.
Malu de Lujan
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