Valparaíso, en camino de hierro
¿a dónde mi alma llevas?
en tus carros de colores
en tu aventura pétrea?
Mirando por la ventana
viajando en la crónica de mi espera
llevas la juventud impresa
jugando a esconderse entre las ruedas
del viento! y la brisa pasajera.
¡No te detengas!
ya cien años coronan el viaje
soñando en el vaivén de sus maderas
guardando secretos
de quienes viajan bajo el alero de tu huella,
atesorando risas
manos enlazadas
o metafóricos poemas.
Aunque igual que la marea suben
en tardío ritmo
se agita el corazón
porque allá abajo nuevamente esperan.
¡Vas al futuro y al pasado regresas!
en el vaivén callas
como el cántaro que llega a la ribera
y de muda agua se llena.
¡No te atrases!
en tu carga serena
que adormilados deseos
a la cumbre llegan.
En sendero equivocado
o inagotable senda.
¡Madre inconsolable
que a su hijo espera!
corazón hecho jirones
retenido en la hierba.
En invierno o verano
niebla de otoño
o melodía de primavera,
te has mantenido en el tiempo
entre el silbido del tiempo
¡que no da respuestas!
Siempre el mismo camino
de penoso tintinear de ruedas!
¿no te cansas de tu carga severa?
El eco de esa multitud
por tus rincones resuena
oigo el despeñadero
que a la mar llega
¡torrente de vida,
razón de doliente entrega!
ondea en la luz
el collar de la espera
porque...¿cuántos a tus pies esperan?
desde su propio mundo
hasta el mundo que alrededor progresa.
Vigilan, pero también esperan
como crecen los árboles a la tierra
como día a día se apagan las estrellas
como nacen nuevos niños
o como rompe la aurora
en mañanas nuevas.
Esperan, como pasa la vida
adornados sus cabellos
de flores dispersas,
como se encanece a veces
la misma primavera
como el amor se va...
o cómo regresa,
y como a veces los sueños
¡son cosa de poetas!
Valparaíso,
¡vas por la misma vereda!
¿es que nadie ha visto
tu viaje doliente
tu cuerpo de arena?
Estremeces al viento
desnudo de tristezas,
se alza la espuma
que viste la marea
y las algas sonrientes
cubren tu silueta.
Tempestuoso viajas
en carros de seda
dormido tu fuego
rodeado de sirenas.
Eres como el ave
¡que siempre su vuelo eleva!
caprichoso te embarcas
en carros que a la cima te llevan.
Dejas tu canción
de nostalgia y promesas
flotar en el vaivén
del quejido inagotable
de las ruedas
del carro del tiempo
en la estación del amor.
Valparaíso,
¡eres el amante incansable
que a su amada espera!
Malu de Lujan
Poema a Valparaíso del Video Documental
"Vaivenes en Valparaíso" de Malu de Lujan
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