Se levanta el rumor del mar
por sobre mi perplejidad
estrellando su furioso oleaje
contra la orilla de su roquerio.
Deposita sal y espuma
en su vaiven infinito.
Deja su residuo
en mi callada sombra
y me convierte en mujer de sal
quieta para la lumbre y el espasmo,
mirando sin ver
un pasado que lleva sangre
y dolores apagados pero latentes.
La ciudad esta neblinosa
veo desde mi ventana
como la vida agranda su silencio.
Tiembla, freneticamente,
como un sordo eco sin respuesta
y salen los cuervos del miedo
desafiantes.
La tierra quiere decirnos algo,
desde su vientre, con un jadeo largo
y prolongado ruido.
Desgrana su grito
balanceando la mordiente de hierro
de su dentadura metalica,
que castañetea ocultando su lengua.
El tiempo abre su boca hacia la bahia
y exprime rafagas de silencio.
El entorno se calma
aunque a veces vuelve
ese golpetear de piedras,
ese latir sofocante que mueve los navios
en un cielo amargo
que clava sus espuelas
y llueve.
Malu de Lujan
1 comentario:
"...La tierra quiere decirnos algo, pero la lluvia empaña sus labios de seda y las palabras de cristal se quedan por el camino..."
Un abrazo en la tarde querida amiga.
Publicar un comentario