...me propuse dejar de escribir pues me conecta a mis dolores mas profundos, pero...las letras me buscan, me
buscan, me persiguen, me acosan, saquean mis armarios,
me vigilan, me llaman, buscan en mis cajones, invaden
mi casa, mi jardín, esperan mi aprobación o mi rechazo,
mi serenidad o mi ira, saltan desde la pared, hacen
acrobacias para entusiasmarme, secretan tinta, sudor,
sangre, fluídos impensados, se revuelcan, gritan, bociferan
hacen señas, pronuncian mi nombrea media voz, a voz baja
o en susurro. Miles de voces me despiertan, me desvelan,
me acercan su beatificante experimentación, su simbología,
ese péndulo lleno de significados. Me muestran iconos obsenos
me esperan sin cansarse dentro de mi, me recorren, se ahogan,
me lastiman, se involucran en todo, respiran y duermen
conmigo, se desnudan, me muestran lo oculto, lo secreto,
lo inefable, lo adverso, pasan sus manos por mi cuerpo,
me lanzan flechas, me usan sin piedad. Se hacen eco de
otras voces, que no veo, no conozco. Me dominan, se
empecinan en tratar de enloquecerme. Pierdo los mapas,
las brújulas, las llaves, las cerraduras. Me vuelvo errática,
solitaria, inaguantable. monoteísta, politeísta, incrédula,
escéptica, llena de mitos, llena de vacío, sin orden ni
disciplina. Encarno la sumición y la rebeldía, soy noche y
soy día. Desfallezco, voy al abismo y vuelvo al génesis...
hasta que aspiro su emanación y escribo...escribo...escribo
como poseída y desde mi oscuridad cual mariposa abandona
el capullo encriptado, veo la luz y vuelvo a volar...
Malu de Lujan
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