Al final de mi huerto veo tu silueta
de traje oscuro y corbata
con la sombra de una luna en tu rostro
y la ceniza en tu mano
del amor furibundo.
Ultimatum se cuelga
en el nevado de tu pelo
y vuelves el rostro para ocultar
esa lágrima que suspendida envejece
en el arco de tu pupila.
Te pesa el nunca...el jamás...
el todavía...
en el alba moribunda.
Mientras mi oleaje golpea su furia
y mi otoño quiere darme su fulgor.
Hay tardanza en las horas
quebradas bajo el eclipse
de un sol que no alumbra
donde nada me dice
que volviste...o estás...o te has ido...
Se despierta antigua pesadumbre
de los astros enlutados
y sube a mi garganta
al reverso de mi corazón
-donde no podemos hurgar ni corregir-
una pacífica y lánguida conformidad.
Es mejor seguir ensimismada
descolgada de los frutos
y su cosecha terrestre.
Los restos desmayados
de un eje repentino...
ya son historia.
Malu de Lujan
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